“El Poeta”, condenado a muerte: Shum, el caricaturista
Parecen muy lejanos los tiempos en que el caricaturista se dedicaba a ser una especie de bufón de potentados, a poner en ridículo inventos y novedades, a denostar todo lo que contrastaba con el ambiente enrarecido de cripta española que se advierte en el mundillo político y en una gran zona del medio intelectual. Con cierto paralelismo han ido surgiendo del anónimo caricaturistas preparados en la técnica y preocupados ante las injusticias públicas y privadas de represiones y explotaciones.
Y no solo esto. Los jóvenes animosos, al esgrimir el látigo del lápiz, han sabido pulsar los latidos de un mundo mejor. Lo han visto entre brumas desde una vivienda miserable, desde el bosque de las excursiones domingueras, desde la lectura o el taller, desde el surco; frecuentemente, recostados bajo la penumbra carcelaria o en las perspectivas ciudadanas pobladas de estampidos, ecos de huelgas y luchas memorables.